Es: Persecución a los masones de Barcelona en el siglo XIX

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Persecución a los masones de Barcelona en el siglo XIX

Fuente: Mauricio Javier Campos

Portada original del tercer volumen recopilatorio de los ejemplares de la Revista Masónica Americana editada en el Río de la Plata. Las correcciones a lápiz indican que en realidad este es el último volumen de los tres editados: Vol. I, 1873; Vol. II, 1874; Vol. III, 1875. Suman aproximadamente 2800 páginas. La fundó el masón español José Victory y colaboró con él otro masón español, Pedro Piqueras. Victory y Suárez, cuyo nombre aparece en la portada, era hijo del primero. Al igual que la revista La Acacia (década de 1880), y la Revista Masónica (1896-1904) de Salvador Ingenieros, estos volúmenes aportan abundante información sobre la Masonería española del siglo XIX y el Gran Oriente de Francia.

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Los siguientes apuntes fueron extraídos del cuaderno de notas y diario personal del masón español José Victory.

José Victory nació en 1810 y murió en 1878. Tuvo que exiliarse en Sudamérica por cuestiones políticas, siendo activista del socialismo, masón fundador de la Logia "La Verdadera Iniciación" asentada en Uruguay y miembro de la Internacional de Trabajadores.

Ya en Buenos Aires fundó una imprenta en la cual publicaba varios periódicos y, sobre todo, la "Revista Masónica Americana".

En esta última revista, editada entre fines de 1872 y 1875, su director, Victory y Suárez, hijo, se hace eco extensamente de los disturbios acaecidos en 1875 entre la Iglesia y los grupos anticlericales, viéndose involucrados amplios sectores sociales, incluidos trabajadores y masones, y siendo procesados muchos de ellos hasta su sobreseimiento definitivo varios meses después del incendio del Colegio del Salvador, propiedad de los jesuitas, hecho que desencadenó el conflicto.

Cronista y editor de esta publicación fue el inmigrante español y masón Pedro Piqueras (1833-1885). Colabora ampliamente en estas actividades periodísticas, Victory y Suárez, hijo, también masón, gerente de los ferrocarriles y de la Sociedad Rural, uno de los fundadores del Club Liberal, propiciador del cooperativismo a nivel nacional y parte del gobierno de la Orden en el período en el que se impuso el llamado "Círculo de (Carlos) Urien", una etapa muy convulsionada de la Masonería argentina, caracterizada por múltiples disidencias y escisiones, que incluyó a otras dos notables personalidades: Daniel María Cazón y Nicanor Albarellos.

Señalaba José Victory, entre sus notas personales, sobre las persecuciones padecidas por la Masonería española en el año 1853:

"El día 18 de abril de 1853, a las 9 de la noche, la Policía prendió a 13 masones, constituidos en logia titulada "San Juan de España", al Oriente de Gracia, a media hora de la ciudad de Barcelona. Su presidente era francés, se llamaba Eybert.

En los días siguiente prendieron otros 13 masones en sus domicilios en Barcelona; los más eran miembros de aquella logia, los otros de la logia "Peninsular" de Barcelona.

El 31 de mayo prendieron al Venerable Vaillant y dos miembros más de la logia "La Sagesse" de Barcelona y de obediencia del Grande Oriente de Francia.

En este mismo día la Policía registró la casa del Venerable Victory (José) de la logia "Amigos de la Naturaleza y de la Humanidad" de Jijón (sic), que residía (...) cerca de Barcelona, pero pudo escaparse para Marsella.

Días después se escaparon y refugiaron en Francia, 11 miembros de la logia "La Sagesse" y se pusieron al abrigo de las logias de Perpiñan, pero como eran franceses, al cabo de unos días, el Cónsul de su Nación obtuvo permiso para que regresaran y quedaron libres de persecución.

El 27 de junio la Comisión Militar dio su fallo y resultó condenado, el Venerable de la logia de Gracia, Eybert, a 7 años de prisión mayor y 12 miembros más a 4 años de prisión menor; los demás fueron puestos en libertad.

Dichos 13 hermanos fueron conducidos al presidio de San Pedro en Barcelona, el 8 de julio.

El 15 de agosto, la Reina de España, indultó a los masones franceses a petición del Emperador Napoleón 3º.

A principios de mayo había sido preso en Gijón el ex Venerable de la logia de allí, Cabrera (Joaquín) y puesto a disposición del tribunal de aquel pueblo y se siguió sumario en rebeldía, por estar ausente, al antiguo Venerable de honor Victory. El nuevo Venerable Sellier, fue preso y luego indultado, por ser francés, como los de Gracia.

El Tribunal Superior de Oviedo dio su fallo el 5 de diciembre y resultaron condenados a 9 años de prisión mayor Victory y Cabrera, por haber presidido sociedades secretas (masónicas), prohibidas por el Código Civil.

La aplicación de esa pena fue exigida por el Obispo de Barcelona don José Domingo Costa y Borrás, que en su mocedad, siendo cura, había sido rechazado de una logia donde quería entrar, creyendo que esa logia era jesuítica (...).

En aquella época, en la calle de San Juan, funcionaba una logia jesuítica que hacía la guerra a las logias masónicas e introducía la confusión entre los iniciados por la analogía de signos y ceremonias; su presidente era el Padre Llopis, ex comerciante quebrado de la Martinica y hecho fraile en tiempo de la guerra de los siete años; sus miembros para darse a conocer entre los masones, por los que eran jesuitas, se marcaban en la palma de la mano izquierda con lápiz una H con una cruz en el medio, la levantaban como por descuido y el que era de los suyos le conocía.

Cabrera fue indultado poco tiempo después, y Victory volvió a Barcelona al estallar la revolución de julio de 1854, que anuló todos aquellos procedimientos judiciales, producto de intrigas secretas de las tituladas logias católicas".

Victory

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Ya vuelto a España, José Victory trabajará en su patria en la Logia La Verdadera Iniciación, creada por él y ejerciendo como Venerable, bajo los auspicios del Gran Oriente del Uruguay.

Habiendo quedado en Buenos Aires, y siendo director de la Revista Masónica Americana, Victory y Suárez, hijo, acompañado como cronista y editor por el español Pedro Piqueras, estos seguirán publicitando asiduamente los sucesos acaecidos por aquellos años a la Masonería española. En las crónicas recogidas se alternan la historia y las noticias de actualidad, ya sean persecuciones, disensiones internas y estadísticas de todo tipo.

Continuando con las notas sobre las persecuciones, en ellas se relataba:

"La masonería en España ha tomado un incremento estraordinario (sic) desde la revolución de 1868.

Garantida la libertad de cultos por la nueva Constitución, nuestros hermanos de aquella península han podido reunirse, reorganizarse y contar ya estas alturas con un Grande Oriente, tres revistas masónicas y más de sesenta corporaciones en que se trabaja para calmar la violencia del espíritu revolucionario, propagar las doctrinas que se desprenden de la moral universal y hacer todo el bien posible a la humanidad.

Al comprobar ese cuadro tan grato para todos los hermanos del mundo entero, nos vemos impulsados a reproducir algunos párrafos de la prensa de Barcelona del 22 de abril de 1853, al dar cuenta de la sorpresa por la policía, de una logia que trabajaba secretamente en el pueblo de Gracia.

Esa relación forma un contraste notable con la actualidad; entonces la masonería era perseguida por la ley, por las autoridades y por el pueblo fanático y hoy, está garantida por la Constitución, tiene por Gran Maestro al primer Ministro del reino (*) y tiene que tomar mil precauciones antes de admitir a tantos candidatos que aspiran a ingresar a sus talleres.

He ahí el célebre contraste a que nos referimos.

Fíjese el lector en la pobre idea que se tenía entonces de la masonería en España":

"Reunión fantasmagórica"

"El inspector de vijilancia (sic), auxiliado por algunos salvaguardias, descubrieron a las 3 de la madrugada de ayer, una reunión de trece individuos que tenía lugar en cierta población. La logia de imponentes adornos y signos desconocidos para nosotros era cuadrada: casi en su centro, una mesa de ocho pies de elevación cubierta con un tapete verde, sostenía una calavera de yeso y de forma humana. Detrás de tan significativo emblema, una vela amarilla despidiendo una opaca luz, la cual dibujaba al pavimento siniestras y misteriosas sombras. Doce individuos colocados en sus sillas poltronas, formaban un semicírculo; al estremo (sic) y bajo dosel, otro que por las señas, hacía las veces de presidente. Todos los concurrentes (en número de trece como se ha dicho) vestían túnica negra, máscara, grandes mandiles con cintas y lemas y ostentaban en su diestra un bien trabajado sable de madera. Cuando penetraron en la logia los dependientes de la autoridad a la voz de darse presos en nombre de nuestra reina, se levantaron e inclinaron la frente al suelo, quitáronse las máscaras y se redujeron sin obstinación a la voluntad del inspector de vigilancia. Ocupáronseles diferentes pliegos pero todos de signos ininteligibles por los que no están al corriente de la secta a que regularmente pertenecen.

Más tarde entraban por la puerta de Isabel II y fueron conducidos a la ex-gefatura (sic) política".

Es posible que en este punto los cronistas de la Revista Masónica retomaran el relato por su cuenta, dando su versión de los hechos, aunque es difícil saberlo porque el texto está redactado como un todo, sin entrecomillados ni separaciones a la vista.

"Podemos dar exacta relación, cuya verdad garantimos, del arresto de los trece individuos, reunidos en logia masónica en la Villa de Gracia. Sabedora la policía de que había una reunión misteriosa, cuyo objeto no era sabido, la sorprendió en la noche del 18 en la calle de la Vireyna (sic) casa núm. 2 piso 1º.

Había 13 individuos, once de ellos entre italianos y franceses, dos españoles; llevaban una banda azul y mandil, en el cual había pintados dos columnas, un compás, una escuadra, un ramo de olivo, y las iniciales M. J. y B. y tenía cada uno en la mano una espada de madera. El presidente estaba colocado debajo de un gran dosel azul, en la pared había un sol dorado, una luna plateada, un triángulo con rayos plateados también, y algunas estrellas alrededor del sol y de la luna. En la mesa del presidente se hallaban varios papeles, dos urnas de hoja de lata (sic) que serían para recibir los votos, una escribanía, un reloj de arena, una cajita con dos sellos, uno de estos con inscripción "San Juan de Gracia de Cataluña". Un poco separado del presidente estaba en otra mesa el que sería seguramente el secretario: había en la mesa de este diferentes papeles acondicionados dentro de carpetas. No es cierto que llevasen mascarilla dichos individuos. En otra pieza había un gran cuadro negro con una cabeza de cartón la que iluminada por dentro figuraba una calavera; encontrándose además tres martillos de madera pintados de negro, y otros efectos masónicos, de todo lo cual se apoderó el Sr. Comisario de vigilancia y sus dependientes con auxilio del Sr. Alcalde de Gracia, poniéndolo todo a disposición superior.

Con este verídico relato parece no queda duda de que era una Logia de Masonería. En Francia las luces del siglo han quitado ya la importancia a semejantes reuniones agenas (sic) a la política: y la circunstancia de que de 13 individuos solo dos son españoles, nos confirma en el concepto que ya formamos el primer día, de que la reunión sería obra y proyecto estrangero (sic) pues en el país aunque abundaron en otros tiempos logias (...), ahora la gente para ver comedias prefiere ir a los teatros".

Revista Masónica Americana, Año 1º, Nº 2, 30 de noviembre de 1872.

(*) La revolución del 68 significó la caída de Isabel II. El artículo se publicó con fecha del 30 de noviembre de 1872. En este período, desde junio de 1872, en que sucedió a Francisco Serrano y Domínguez, y hasta febrero de 1873, fue Presidente del Consejo de Ministros de España el masón Manuel Ruiz Zorrilla, Gran Maestre del Gran Oriente de España. Esta versión de la prensa española que se reproduce en la revista de Victory y Suárez complementa, desde la perspectiva opuesta, las anotaciones de su padre, José Victory, vertidas en sus apuntes personales, y en ocasión de las persecuciones de la época padecidas en carne propia.

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"En 1815, cuando la Inquisición atravesaba su último período en España, no sintiéndose ya bastante fuerte para entregarse de nuevo a sus antiguas crueldades, dispuso no obstante que los francmasones que en el término de quince días no se delatasen a sí mismos, serían tratados con todo el rigor de las leyes. Más tarde, en 1825, fueron encerrados en inmundos calabozos cincuenta estudiantes, por el hecho de haber sido iniciados masones, y en el mes de octubre de ese mismo año fue que Calomarde (de Retascón y Arriá, Francisco Tadeo; 1773-1842; Ministro del rey Fernando VII), mandó a las autoridades que ahorcaran en el término de tercero día, a todo individuo que fuera preso en una logia masónica o fuera de ella, revestido de las insignias de la Sociedad. Poco tiempo después fue ahorcado un masón sastre. Al levantarlo para enterrarle, vieron que tenía fuertemente oprimida en una de sus crispadas manos, las firmas del diploma que había acreditado su cualidad de masón. No las había abandonado hasta morir para no perder a sus hermanos".

Revista Masónica Americana, Año 1º, Nº 12, 30 de abril de 1873.

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"(...) En el año 1819 fue sorprendida una logia en Murcia y sus miembros, personas todas distinguidas, perecieron en los tormentos que la Inquisición les hizo sufrir para obligarles a hacer revelaciones, excepto su Ven.´. (Venerable) el señor Romero Alpuente, ilustre abogado, que pudo resistirlos y fue libertado en 1820 por los liberales al proclamar la Constitución.

(...)

En el año 1828 el Marqués de Labrillana y el capitán Alvarez de Sotomayor, fueron condenados por la Chancillería de Granada, a morir ahorcados como culpables del enorme delito de ser masones y por no haberse delatado a sí mismos.

En 1823 por delación de un llamado Herrero, fue sorprendida una logia en Barcelona y sepultados los hermanos en inmundos calabozos. (...) Su Ven.´. (Venerable) fue ahorcado, dos hermanos condenados a cadena perpetua, otros a cadena temporal, logrando muchos escapar al estranjero (sic).

En 1853 fue sorprendida una logia en Gracia, cerca de Barcelona; muchos hermanos fueron presos, otros pudieron escapar, y algunos condenados padecieron privaciones y penas de todo género. Entre ellos, gracias a un escelente (sic) hermano que desempeñaba un elevado cargo en la Comisión militar que entendía en la causa, pudo escapar el Hermano José Victory, Cab.´. Kad.´. (Caballero Kadosch, grado 30 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado), contra el cual pidió el obispo Costa y Borrás, a la sazón en Barcelona, nueve años de presidio...

Aquel Hermano ha sido últimamente elejido (sic) Ven.´. (Venerable) de la logia Verdadera Iniciación, en Barcelona, de la Obediencia del Gran Oriente del Uruguay".

Revista Masónica Americana, Año 1º, Nº 10, 31 de marzo de 1873.